ChatGPT y otros programas de inteligencia artificial (IA) generativa han provocado un terremoto de muchos grados en la escala de Richter en la industria de la creatividad. Y aunque la estruendosa irrupción de esta tecnología en este ámbito de actividad ha sido colmada mayoritariamente de lisonjas por los creativos, algunos no pueden evitar sentirse amenazados por el imparable ascenso de los portentosas herramientas de IA como ChatGPT, DALL-E 2 o Midjourney.
Ante la entrada en escena de la IA no vale, no obstante, achantarse. Si bien esta tecnología de cosas absolutamente increíbles, hay otras muchas cosas que siguen estando única y exclusivamente al alcance de los creativos de carne y hueso (y que entroncan directamente con su humanidad).
En un momento como el actual los creativos deben sacar pecho y utilizar la IA en su propio beneficio para amplificar aún más sus «superpoderes» y trabajar de manera más eficiente.
Miriam Rupp revela en un artículo para Horizont las habilidades (absolutamente inigualables) que revisten de un valor absolutamente único a los creativos de carne hueso y que la IA no tiene:
1. Romper patrones
Aun en sus entrañas hay toda una plétora de datos, la IA genera contenidos que invariablemente una reproducción de algo que ya existe. Aunque el contenido nacido al calor de la IA es nuevo, en el fondo sus «progenitores» son cosas que ya existen.
Por eso, y en tanto en cuanto la creatividad de la IA está hasta cierto punto a merced de la uniformidad, son los creativos de carne y hueso quienes pueden y deben romper el patrón.
El valor único y extraordinario de la creatividad se perderá si todo responde a un mismo esquema. Puede que la IA sea útil en la generación de contenido preproducido, pero la pospodrucción deberá recaer (sí o sí) en los creativos de carne y hueso.
2. Zafar de sesgos perniciosos la producción de contenido
Puesto que la IA es inevitablemente deudora de los datos que la alimentan y tales datos están a menudo sesgados, los creativos de carne y hueso deberán vigilar que el contenido que salga de las entrañas de esta tecnología no esté a merced de la discriminación o sesgos ideológicos.
Cuando se apoyen en la IA para su trabajo, los creativos deben tomarse la molestia de corregir potenciales sesgos agazapados en esta tecnología para garantizar que la neutralidad y la diversidad lleven la voz cantante en el contenido.
3. Hacer palpables las historias de las personas mediante el «storytelling»
Por sí sola la IA es incapaz (al menos hoy por hoy) de contar historias reales de personas reales. Ello requiere una profundísima labor de escucha y la subsiguiente extracción de «insights», unos «insights» que no es posible encontrar en la red de redes.
Solo los creativos de carne y hueso están en posición de revestir el contenido de anécdotas, experiencias y sentimientos de otras personas con las inestimable ayuda del «storytelling».
4. Dotar de una voz única y distintiva al contenido
A la IA se le da a las mil maravillas la corrección de errores gramaticales y ortográficos. Lo que no se le da tan bien y requiere necesariamente la intervención de los humanos de carne y hueso es imprimir una voz única y distintiva al contenido para que esté alineado con la marca que está detrás y resulte simultáneamente convincente y atractiva.
5. Practicar (hasta la saciedad) el «fact-checking»
Un «fact-checking» de naturaleza manual es absolutamente ineludible en todo texto salido de las entrañas de internet. Aunque la IA se las ingenia para simular bastante bien que la información suministrada es correcta en el plano técnico, no se puede confiar en ella con los ojos cerrados. Al fin y al cabo, a veces esa información echa a veces anclas en fuentes de naturaleza dudosa.
Como si fuera una especie de científico, es tarea del creativo de carne y hueso comprobar y cuestionar varias veces la información emanada de la inteligencia artificial hasta dar con los datos correctos.
